El escritor italiano Ítalo Calvino, tras traducir a su lengua las obras de Felisberto Hernández, afirmo de el: «es un escritor que no se parece a nadie». Carlos Fuentes lo ha considerado uno de los «fundadores de la modernidad literaria». En efecto, después de su muerte, acaecida en 1964, la fama internacional de Felisberto Hernández continua creciendo, aunque su literatura siga estando reservada para el disfrute de iniciados.
Con sus primeros textos Fulano de tal (1925), Libro sin tapas (1929), La cara de Ana (1930) y La envenenada (1931) el juego y el humor entran en la literatura uruguaya. Su originalidad desconcertó, y solo otros grandes artistas supieron entenderlo.
Así, Joaquín Torres García ayudo a financiar el primer libro importante de Felisberto, Por los tiempos de Clemente Colling (1942). A este titulo siguieron El caballo perdido (1943) y Tierras de la memoria (1944, publicado en 1965), que muestran a un escritor maduro que ha adquirido profesionalidad.
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