He leído, señora MIA, primero con desconfianza y luego con grandísimo interés y agrado su libro Lenguas de diamante. La desconfianza es en mi antigua por lo que hace a poesía de mujeres. Una mujer, una novia, hache, no escribiría versos como los de usted aunque se le vinieran a las mientes, y si los escribiera no los publicaría y menos después de haberse casado con el que se los inspiro.
Los poemas de Juana de Ibarbourou expresan la alegría de vivir y de amar, algo insólito en la poesía femenina de ese momento.
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