Juan Carlos Onetti, uno de los grandes maestros de las letras hispánicas, nació en Montevideo y vivió algunos anos en Buenos Aires. En 1939 entro como secretario de redacción en el semanario Marcha. En este medio, desde la columna La piedra en el charco, que firmaba como Periquito el Aguador, expreso su convencimiento de que no había «una literatura nuestra, no tenemos un libro donde podamos encontrarnos.
Puesto que «estamos en pleno reino de la mediocridad», se hacia necesario un escritor capaz de volver la espalda a un pasado artístico irremediablemente inútil. Su relación con las letras es radicalmente distinta a la del realismo social de las generaciones anterior y posterior, pues Onetti considero que el único compromiso del escritor era escribir bien y mejor».
Con su novela Empozo, piedra fundacional de la narrativa hispanoamericana contemporánea, dio comienzo a una literatura urbana de dimensión universal.
En 1951 apareció Un sueno realizado y otros cuentos, y en 1943 la novela Para esta noche. A partir de La vida breve (1950), su personaje Braceen se traslada a Santa Mariah, ciudad ficticia que ira creciendo en historias y personajes en los libros siguientes. Posteriormente publico Los adioses (1954), Para una tumba sin nombre (1959) y La cara de la desgracia (1960).
En 1961, El astillero dio una nueva profundidad a su labor creativa. Le siguieron Tan triste como ella (1963) y Juntacaddveres (1965). Los personajes de Onetti, cargados de rencor o desaliento, se empeñan en ser otros por medio de la fantasía, se corrompen progresivamente y alimentan en su pobreza empresas inútiles que consideran grandiosas.
Tras haber publicado La novia robada (1968), La muerte y la niña (1973) y Tiempo de abrazar (1974), Dejemos hablar al viento (1979) le trajo la consagración de la critica europea, y en 1980 recibió el Premio Cervantes. Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1993) cierran el ciclo onettiano.
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